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miércoles, 8 de febrero de 2012

Y tú, ¿Crees en la democracia?

Hasta hace poco yo tenía un idea muy noble pero un poco ingenua. Yo pensaba que debía existir una combinación de leyes y reglas que no permitiera de ninguna manera y bajo ninguna circunstancia cometer los atropellos que hoy en día son comunes en nuestro país. Imagínatela como una caja fuerte para la democracia. Un aparato que garantizara que lo que vivimos (y lo que hemos vivido antes) no volviera a ocurrir. Juraba que al momento de lograr una mejor combinación de leyes que la actual, se alcanzaba la condición suficiente para sanar nuestro país.

Sin embargo, ya he desistido de esta búsqueda idílica. La causa del abandono radica en un dato curioso. Resulta que Gran Bretaña no tiene una constitución. No hay una Carta Magna protegiendo los derechos fundamentales y todo lo dicta el Parlamento, el cual representa la voluntad de los ciudadanos. ¡Y les ha ido muy bien a los ingleses! En cambio, nosotros hemos tenido más de 20 constituciones, y pocas de ellas nos han ayudado a progresar. Es por la misma naturaleza del asunto. Una ley o una constitución, es solamente un papel. Más nada. Solo cobra su fuerza y su importancia cuando un colectivo deposita su fe en ella y además vela para que se cumpla. Sin jamás ser antidemocráticos, los ingleses nunca han dudado en salir a protestar en contra de sus gobernantes.

En cambio, hace rato que los venezolanos no tenemos fe en el sistema. Hay ejemplos múltiples de ésto. Un año después de dos golpes de Estado, derrocamos al presidente en cargo (implícitamente avalando aquellos golpes). Hasta permitimos que se perdonará al golpista. Una democracia activa jamás hubiera permitido estas aberraciones. Se perdió la fe. En cambio, el nuevo milenio prometía cosas diferentes. Y las fueron. Se vieron protestas gigantescas. Se apoyó a los empleados de PDVSA despedidos injustamente. Durante meses realizamos innumerables protestas. Los ciudadanos nos creíamos con suficiente poder para afectar el rumbo de nuestro país. Como debería ser. Sin embargo, después de este período pujante de nuestra democracia, se llamó a la abstención en el 2005. Sin entrar en interpretaciones es evidente que por alguna razón, volvimos a dejar de creer en nuestra democracia.

Gracias a aquella abstención fatídica, le dimos cancha libre a aquellos que solo querían quedarse con el coroto. Efectivamente, nosotros mismos aceleramos el deterioro de nuestro país. Y ahora solo quiero pedirle una cosa a tí, el lector. Mira atrás y reflexiona sobre las consecuencias de abandonar la fe en la democracia. El precio que pagamos fue altísimo. A pesar que nací en el 91, yo me siento responsable de todo lo que ocurrió desde entonces. ¿Por qué? Porque soy venezolano, y nadie más puede ni debe asumir esa responsabilidad por mi. Yo, como tú, formo parte del país donde ocurrieron todos estos atropellos. Moralmente, soy responsable.

Es nuestra responsabilidad velar por nuestro pais. Y como toda responsabilidad, requiere trabajo. Pero tambien es nuestro derecho; y eso es democracia. Democracia es participación. Nosotros podemos decidir el rumbo de nuestro país como siempre lo hemos podido hacer. Llegó el momento de comenzar a decidir de nuevo.

Este año podemos votar. Vamos a elegir. Y estoy convencido que vamos a enseñarle al mundo que si, acá queremos democracia Así que vamos, aprovecha el privilegio de participar que tienes: tú puedes cambiar el rumbo de este país. Vota en las primarias y ayuda a darle un empujón más a nuestra renaciente democracia.

12 de Febrero: Primarias